domingo, 16 de junio de 2013

La emperatriz Sissi murió sin enterarse

Isabel de Baviera (Sissi)
Elisabeth Amalie Eugenie Herzogin in Bayernnota (Múnich, 24 de diciembre de 1837 – Ginebra, 10 de septiembre de 1898), más conocida como Sissi, fue emperatriz de Austria (1854-1898) y reina consorte de Hungría (1867-1898), entre otros muchos títulos.


Una mañana del 10 de septiembre de 1898 Sissi con la condesa Sztaray, estaban dando un paseo por el lago Quai de Mont Blanc y luego tomar el vapor hacia Territet. Cada vez había más gente en el embarcadero, cuando de repente un hombre se chocó con Sissi y ella cae al suelo. La emperatriz se levanta sin molestia alguna y decide montar en el barco. Mientras subía a él, la cara le iba cambiando de color, se encontraba cada vez más extraña, su cara está totalmente pálida, pero sigue en pié. Ya cuando el barco parte del puerto es cuando se desmaya, avisan al capitán para que desembarque, pero ella insiste en que no es nada. Se queja de un dolor que viene del pecho, le desabrochan la almilla y ven que tienen una pequeña mancha de sangre en el pecho izquierdo. Ahí es cuando el capitán al enterarse de quién era la empeatriz, decide volver a tierra y desembarcarla. Sissi es llevada a la habitación en la cual había pasado la noche anterior y tras una hora, fallece.

Este es un fragmento del relato de la condesa Sztaray, su dama de compañía, que estuvo presente durante todo el incidente.

La autopsia

‘’La herida fue producida por un estilete muy afilado y agudo que apenas produjo hemorragia haciendo que la sangre  cayera gota a gota en el pericardio, lo que hizo que se paralizara muy lentamente la función del corazón.’’

Los Drs. A. Reverdin y J. A. Mégevand

El asesino

El asesino era Luigi Lucheni, un obrero italiano que trabajaba en en la construcción del edificio de correos de Lausana, era un anarquista que ya estaba fichado por la policía.

No sentía ninguna aversión por la emperatriz, ni por su país, Austria, simplemente fue un acto justificiero hacia la nobleza que desacreditaba a la clase obrera y dejaba morir de hambre en una Europa pre-industrial. No sintió arrepentimiento alguno de su acto, hasta que el juez le acusó de asesinar a una mujer que durante toda su vida había sido desgraciada, puesto que él pensaba que vivía llena de lujos y felicidad.

Luigi fue condendo a cadena perpetua y al tiempo de estar en la cárcel, debido a sus desequilibrios mentales, acabó ahorcándose con su cinturón en la celda.

   

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